Desde pequeños nos enseñan que al ser parte de un aniversario, la respuesta más correcta sería estar contentos y gozosos; pero la vida nos muestra que no todos los aniversarios podrán ser así. ¿Cómo demostrar una alegría ante un aniversario, de un grupo que se ha unido por el dolor y la tristeza? Que respuesta tan difícil. ¿Cómo descubrir algo positivo en donde parece que todo esta vacío? La respuesta se ha meditado mucho y creo con la experiencia de todos los padres que hemos pasado por este grupo, podría ser en estos tres puntos:
El primer punto sería la enseñanza tan dura de integrar la muerte a nuestras vidas. Y esto lo logramos solo cuando entendemos la finitud de nuestra existencia. Es decir, duramente comprendemos con mente y alma que existe un momento para nacer y otro para morir. Y ante eso no podemos hacer nada. Somos impotentes simplemente.
El segundo sería la posibilidad que tenemos de conocer nuestro potencial ante una crisis tan fuerte , como es la que vivimos con la muerte de nuestros hijos. Nos descubrimos soportando dolores y sufrimientos que parece que nos llevarán a la locura y la destrucción de nuestro ser. No decimos diariamente “No imagine vivir tanto dolor”.
El color del cristal con el que vemos nuestras vidas cambia radicalmente. De ser un color cristalino en el que creemos verlo todo, se torna a un gris, hasta llegar a un negro como la noche.
Pero al final del camino descubrimos que hemos podido sobrellevarlo y terminar un proceso difícil como es el duelo, con mucha dignidad y amor. Sabiendo que enfrentaremos nuevos retos en nuestra vida, quizá igualmente dolorosos.
Y una última enseñanza es el fiel acompañamiento que nace entre cada padre y madre que camina el mismo camino que nosotros. Descubres que ante el dolor todos somos iguales y que puedo tomar la mano del otro para apoyarme cuando más lo necesite. Y comprenderá mi llanto, porque su pérdida es igual de grande que la mía. La palabra empatía se encarna en cada uno de nosotros al llegar el jueves y escuchar su historia.
2 de Febrero deñ 2011.